El alcalde de la capital zuliana en esa época, Giancarlo Di Martino, reveló a PANORAMA la presencia de Blatter y de toda la directiva del balompié sudamericano en la cena donde se acordó el pago a esos dirigentes de la región.
Liber Nan Piñera / PANORAMA
Con el presidente de la Fifa en aquel momento, Joseph Blatter, como testigo, la ciudad de Maracaibo pagó a los dirigentes de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) un millón de dólares para ser sede de la final de la Copa América Venezuela 2007.
Ahí estaban Nicolás Leoz y Eugenio Figueredo, presidente y vicepresidente de Conmebol, respectivamente. También Rafael Esquivel, presidente de la Federación Venezolana de Fútbol.
“Toda la plana mayor estaba allí”. Para aquel año, Julio Grondona era el mandatario del deporte rey argentino, su homólogo en Brasil era Ricardo Teixeira, en Colombia tenían a Luis Bedoya al frente del fútbol, Manuel Burga era el jerarca de toda actividad futbolística en Perú, su similar en Ecuador era Luis Chiriboga, mientras en Bolivia presidía el balompié Carlos Chávez. “Todos estaban”, aseguró el exalcalde.
La sede del partido definitorio por la Copa se había anunciado para Maracaibo desde febrero, justo antes del sorteo de grupos. Pero… “Eso fue un mero formalismo deportivo que no tenía peso y que podía ser revocado, podía haber cualquier excusa (...) la guerra no cesó, la lucha continuó, las presiones siguieron, más allá de que nosotros teníamos un pacto, no estábamos seguros hasta que las entradas no dijeran: Final en Maracaibo. Y eso lo manejaba una empresa privada”.
“El acuerdo se cierra completamente con la presencia de Blatter”, relató quien se convertiría en el anfitrión de ese ansiado partido 26 de la Copa América 2007.
“Fue una cena muy rápida porque yo fui al grano: ‘Yo quiero la final’. Ellos primero empezaron con planteamientos formales y después fueron al económico”.
“Las formalidades que tenían que ver con la seguridad, televisión, ubicación para transmitir, privilegios para algunas emisoras y televisoras, entradas para personajes especiales y todo lo que solicitaron se les dio. De paso, me imagino que observaron que Maracaibo podía entregarle un buen porcentaje a ellos con la venta de entradas, con un estadio lleno y que de allí, podían recaudar el porcentaje que ellos, de alguna u otra manera, percibían por partido”.
Una vez que se convencieron de que lo organizativo se iba a cumplir llegó el punto de los “verdes”.
“Allí tuvimos que dar un aporte importante para poder terminar de consolidar esa final”, certificó Di Martino. “Fue de un millón de dólares” .
“Yo conseguí el dinero con varios empresarios. Porque una institución pública como la alcaldía (de Maracaibo) no maneja dólares pero sí los tenían muchísimos amigos que aportaron para poder colocarlos en esa mesa y decir: Ya basta, quiero la final en Maracaibo. Ustedes, ¿qué quieren?
- Queremos un millón de dólares.
- Déjenme buscarlos, denme dos días.
- No. Tienes 24 horas. Si no, se la damos a otro.
“Hubo un minuto de silencio, como diciendo: ¿Y si hubiésemos pedido dos (millones de dólares)?”.
“Fueron Figueredo y Esquivel quienes decidieron, ellos dos. El de aquí convenciendo al uruguayo quien tenía mucha prepotencia y soberbia que tuve que manejar con mucho tacto, tino y cuidado hasta que lo logramos. Incluso, me quería amedrentar, pero yo estaba tranquilo. Yo le decía: Si este es el planteamiento, quédate tranquilo. ¿Cuál es el agite? Vuelve a sentarte que las cosas se van a dar”, relató.
“Ese dinero fue para ellos (los dirigentes de Conmebol). No sé cómo se lo repartieron. Esquivel se quedó por fuera porque el que llevaba la batuta era nuestro amigo de Uruguay (Figueredo)”.
Esa noche a los dueños del balón sudamericano se les dio a elegir de un amplio menú. Comida criolla y carnes fueron la elección de la mayoría. Blatter acompañó su plato con caraotas y plátano. La bebida predilecta fue el vino chileno. Detalló otra fuente con acceso a la carta de aquella cena.
En 72 horas se ratificó a Maracaibo como sede de la final de la Copa América Venezuela 2007.
Di Martino, quien también fungió como presidente del comité organizador de la Copa América en el Zulia, afirmó que los recursos llegaron de empresarios de la región: “Los hoteles y restaurantes estaban llenos, así que el discurso era muy fácil de manejar y que la gente te apoyara. Por eso me atreví a decirles inmediatamente que sí. El hecho de que se lograra la final en Maracaibo fue un acontecimiento histórico (…) Todo se conjugó en función de que la ciudad tuviera el apoyo de todos, incluso, de los representantes de Conmebol, quienes de manera unánime dijeron: Maracaibo es la sede de la final. A pesar de muchas presiones que tuvimos de otros sectores, empezando por los gobernadores de Oriente. La Copa América se da en Maracaibo gracias al apoyo de Esquivel y, posteriormente, la notificación que le hicimos al comandante presidente Hugo Rafael Chávez Frías”.
- “Si ustedes dicen que es Maracaibo y Rafael Esquivel me recomienda esa ciudad, entonces que así sea”, dijo Chávez según Di Martino.
“Allí es cuando los diablos se apaciguaron”.
La otra alternativa era el estadio Monumental Juana “La Avanzadora” Ramírez (Maturín, Monagas) con la mayor capacidad del país, 52.000 personas.
“Tuve mucha presión del nivel medio gubernamental. Lo que pasa es que el presidente Chávez me dio todo el apoyo. El gobernador (de Monagas) José Gregorio “Gato” Briceño era el que más presionaba, era la opción que tenía Conmebol, si yo no llegaba a un acuerdo con ellos. Se movió con muchos ministros y viceministros, mucha gente, pero no pudo”.
Ciudad Guayana, en el estadio Bolívar, también era fuerte candidata para recibir el último duelo por la copa de selecciones más antigua del mundo. “Cachamay era la sede de la final y Maracaibo tenía muchas debilidades frente a ese estadio, eso es clave en todo esto”.
Finalmente el partido definitorio de la Copa América se jugó en Maracaibo. Brasil goleó 3-0 a Argentina en el estadio José Encarnación “Pachencho” Romero el 15 de julio de 2007.
Di Martino relató cómo los dirigentes se llevaban efectivo después de cada juego. “Custodiados por agentes de seguridad (privada, aseguró), supongo que era dinero recaudado por los partidos, salían avionetas con la plata que la empresa recababa por los partidos (…) Se trasladaba a destinos que no conozco. Fue una manera un poco arcaica. No sé si llegaban a Caracas y eran depositados en un banco en especial pero sí salían avionetas con bolsas de dinero después de los partidos que se dieron en Maracaibo”.
Según aseguró, lo más probable es que fueran destinos nacionales o Aruba porque se trataba de “avionetas pequeñas”.
Como principal organizador de la final, criticó la organización de Conmebol de aquel momento. “Eran estructuras de dinosaurios, lo que ellos decían, era lo que se hacía. No había metodología, ni reuniones de trabajo, planteamientos más allá de los propios disfrutes personales que ellos hacían en las ciudades donde estaban: Son unos viejitos verdes que se trasnochaban (…) No dejaban de ser reyecitos”.
La relación entre Conmebol y FVF, la dejó clara el organismo que rige el fútbol sudamericano en su página web: “La mayor prueba se constituyó en la Copa América Venezuela 2007, una muestra extraordinaria de la pujanza venezolana a favor de una apuesta universal”.
En el Palacio de Miraflores (Caracas), Blatter, rey midas del balompié mundial hasta que se revelara el entramado de corrupción que estalló el año pasado, expresó que Venezuela obtuvo “un éxito extraordinario, de una proyección internacional increíble a través del mundo (…) Su servidor, un suizo con el corazón en Venezuela en este momento”. Allí recibió la orden Francisco de Miranda en su Primera Clase. Al igual que Leoz, Figueredo y el anfitrión Esquivel. El presidente Chávez se las entregó.
El exjerarca de la Fifa continua hoy en investigación por bonos y sobornos. Leoz, cumple arresto domiciliario en Paraguay. Figueredo también tiene casa por cárcel pero en Uruguay. Grondona, quien también fuera vicepresidente de la Fifa, falleció en 2014. Esquivel espera su juicio en 2017, mientras tanto está detenido en una de sus viviendas en Estados Unidos.
“Nos hemos subido al tren del éxito para ganar”, escribió Esquivel en una editorial para la FVF en 2005. “El mundo del fútbol está compuesto por muchos tipos de personas, ya ni siquiera lo vemos como un deporte, sino como una plataforma económica…”.
“Hicimos felices a mucha gente. Hicimos historia y yo no iba a permitir que nos quitaran la final”, advirtió Di Martino. “Por tener la final, cualquier cosa, y si teníamos que hablar con el diablo, íbamos a hablar con el diablo”.
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